Parque de María Luisa

El parque nace gracias a la donación que hizo a la ciudad la infanta María Luisa (duquesa de Montpensier) de parte de los jardines del Palacio de San Telmo en 1893. El terreno estuvo algunos años sin sufrir grandes modificaciones hasta que a comienzos de siglo XX se decidió utilizarlo para la Exposición Iberoamericana de 1929. En ese momento el arquitecto Aníbal González y el paisajista francés Jean Claude Nicolas Forestier fueron los elegidos para transformar el espacio en un magnífico parque público con muchos espacios de ocio y esparcimiento.

El parque hoy

En la actualidad el parque se conserva casi sin modificaciones. En su superficie de 34 hectáreas hay una gran cantidad de árboles, espacios de hierba, setos de flores, un estanque principal, numerosas glorietas (entre las que destacan la de Bécquer y la de los lotos) y fuentes de agua cristalina decoradas con bellas esculturas. Es un magnífico paseo para hacer tanto de día como de noche en el que se pueden apreciar deliciosos detalles a cada paso, como los azulejos sevillanos que decoran bancos, glorietas y fuentes.

Plaza de América

Uno de los puntos centrales del Parque María Luisa es la Plaza de América. A sus lados se levantan el Pabellón Mudéjar, donde funciona el Museo de Artes y Costumbres Populares, el Pabellón Real, y el edificio donde funciona actualmente el Museo Arqueológico.

Es una bonita plaza, llena de vida y de gente a toda hora, además de niños dando de comer a las palomas. Las aves llegan al lugar en tanta cantidad que muchos lo conocen con el nombre de Plaza de las Palomas. El espacio ajardinado, con muchas flores y cercos verdes, tiene además una fuente en el centro que recibe el nombre de Fuente de las Palomas.

Dentro del parque se encuentra también la famosa Plaza de España, destacado conjunto arquitectónico que merece una visita especial.