Alderdi Eder Parkea

Ubicados junto al Ayuntamiento y frente a la bahía de La Concha, los jardines de Alderdi Eder son una de las estampas más típicas de San Sebastián. Fueron creados en la época en que San Sebastián era destino predilecto de la nobleza y la realeza, y aún conservan ese halo de glamour.

Breve historia de los jardines Alderdi Eder

El lugar donde hoy se encuentra el parque fue, entre 1863 y 1875, zona de maniobras del Ejército. Después de que los militares fueran reasignados a un espacio en El Antiguo, el lugar se convirtió en sede de atracciones para toda la familia, como circo, velódromo y teatro de guiñoles.

En 1887 se construyó en las inmediaciones el casino de San Sebastián, que sesenta años después fue clausurado. El edificio pasó a ser el Ayuntamiento local y la zona de los jardines fue completamente restaurada.

Hoy es un espacio que disfrutan por igual locales y visitantes, repleto de color y en el que siempre reina una gran ambiente. 

Qué ver en los jardines Alderdi Eder

El parque es el lugar perfecto para relajarse antes o después de una visita al mar. Podrás contemplar las increíbles vistas de la bahía de La Concha y tomar el fresco bajo la sombra de los árboles mientras te deleitas con los setos de flores, las estatuas y fuentes. Entre los elementos más destacados del parque están:

• Estanque. Un precioso y pequeño estanque azulejado decorado con ninfa que levanta en su mano izquierda una ánfora de la que brota agua.
   
• Esculturas. Hay varias esculturas neoclásicas del siglo XIX en el parque, como la ninfa del estanque o el conjunto de leones realizado por el talentoso florentino Antonio Frilli. Además, un busto del escritor José María de Salaberria, obra de José Díaz, y un monolito llamado Oroimena-Memoria, en recuerdo de las víctimas del terrorismo, instalado en 2007.
   
• Tiovivo. Es uno de los rincones más fotografiados del parque y, tal vez, de toda San Sebastián. El carrusel de Alderdi Eder es el más conocido de la ciudad, aunque solo cuente con unas décadas de antigüedad. Fue instalado en 1998 y está decorado con cuadros de Monet y Picasso, entre otros.
   
• Tamarindos. Los tamarindos se han convertido en una marca registrada de San Sebastián, pero, lejos de ser una especie autóctona, fueron plantados por orden del jardinero Pierre Ducasse, no sin resistencia por parte de la sociedad donostiarra de la época. Los primeros ejemplares fueron llevados desde París por el concejal Agustín Ponsol. Hoy son ejemplares centenarios que proporcionan una agradable sombra a las bancas del jardín.
   
• Escultura del Quijote. Junto a los jardines se encuentra la plaza de Cervantes, y allí se levanta una escultura de Don Quijote y otra de Sancho Panza. ¿Una curiosidad? La escultura tiene una hermana gemela que se encuentra en la Plaza de España, en Madrid. ¡Aunque la donostiarra es la original!