20 cosas que ver y hacer en Burdeos

Burdeos es esa ciudad de Francia abocada al río, urbanista y con arte y cultura por todos sus rincones. Hay algo en ella que rezuma elegancia, quizás es la belleza de sus callejuelas y sus barrios, el exquisito y delicado sabor de sus vinos, o sus plazas llenas de vida y color.

Quedarse sin cosas que hacer en Burdeos, más allá de sus visitas imprescindibles, es imposible, sobre todo si vas pocos días. Esta ciudad es perfecta para conocerla un fin de semana, y a continuación te proponemos una lista con todo lo que podrías hacer para no aburrirte y entender a qué ritmo va esta ciudad a la que, antiguamente, se conocía como la Bella Durmiente.

1. Para tomarle el pulso a la ciudad, lo mejor que puedes hacer en primer lugar es dar un paseo por el centro y llegar la Plaza de la Bolsa y el Espejo de Agua. Este lugar es ideal para refrescarse y hacer fotos espectaculares de los edificios reflejándose en el Espejo, te recomendamos que vayas tanto de día como de noche para apreciar el conjunto desde varias perspectivas.

2. Ve al barrio de San Pedro para visitar la famosa Puerta de Cailhau, que es el auténtico corazón histórico de la ciudad. Desde aquí, pasea por las pintorescas calles de su barrio y párate en la Ligne Rouge, uno de los mejores bares de vinos de Burdeos. Por supuesto, acompaña tu vino con alguna tabla de embutidos locales y disfrútalo todo mientras piensas lo bien que te están sentando esas vacaciones.

4. Ve a ver todas las puertas de Burdeos. No olvides visitar otras de las puertas que formaban parte de las antiguas murallas medievales, como por ejemplo la Porte de Bourgogne, la Grosse Cloche o la de Aquitania.

4. Disfruta de un tour guiado por la ciudad de Burdeos y no te pierdas absolutamente nada. Es la mejor forma de conocer los principales atractivos turísticos de la ciudad con un guía hispanohablante que te explicará todo lo que necesitas saber.

5. Da un paseo por la orilla del río Garona y disfruta de ese entorno de paz. Puedes alquilar una bicicleta y pedalear desde el puente de Chaban-Delmas hasta la puerta de Pierre. Cuando acabes, túmbate sobre el césped y desconecta.

6. Visita la Cité du Vin, el paraíso para los amantes del vino. Es uno de nuestros imprescindibles tanto por el continente (la arquitectura del edificio es maravillosa), como por el contenido (es una institución museográfica con módulos interactivos muy dinámicos, talleres y catas de vinos que envuelven al visitante y explican todo desde un punto de vista innovador).

7. Siéntate en el Jardín des Lumieres y haz un picnic al atardecer. Puedes llevarte algún dulce típico de la ciudad, como sus canalés, que son unos bizcochos cilíndricos caramelizados, esponjosos por dentro, y realmente deliciosos.  

8. Acércate al Puente de Piedra y maravíllate son sus colosales estructuras. Te aconsejamos que vayas a verlo tanto de día como de noche para que puedas apreciar su iluminación.

9. Visita el Gran Teatro, diseñado por Víctor Louis, uno de los grandes iconos de la ciudad cuyo interior es visitable. Está considerado como uno de los más bellos del mundo, así que no te lo pierdas: sus sinuosos palcos, sus colores azules y dorados, la belleza de su cúpula con Apolo y las musas representados, y su elegante escenario, son prueba de ello. Podrás visitarlo miércoles y sábados a un precio de 6 € la entrada.

10. No olvides visitar la Catedral de Saint André, de estilo gótico. Entra para observar sus coloridas y asombrosas vidrieras. Cuando estés aquí sube hasta la torre de Pey Berland para obtener las vistas más bonitas de Burdeos tras subir 233 escalones.

11. Ve a ver una película al cine Utopía. Es una iglesia que se ha reconvertido en una sala de cine y sin duda la experiencia de ver una película en un entorno tan místico y particular, es muy recomendable.

12. La Plaza del Parlamento es también uno de los lugares más hermosos de Burdeos que te recomendamos que vayas a ver: la plaza, rodeada de sus edificios tan hermosamente decorados y con su elegante fuente en el centro, le confieren una imagen realmente muy atractiva.  

13. Pasea por la calle Santa Catarina. Se trata de la calle peatonal comercial más larga de toda Europa y conecta a la ciudad con dos puntos importantes: la Plaza de la Victoria y la de la Comedia.

14. Acércate a la Plaza de Quinconces y maravíllate con sus 126.000 metros cuadrados. Observa la columna de los Girondinos, un monumento del siglo XIX de 43 metros con la estatua de la Libertad en su cima.

15. Pasea por el Jardín Público, uno de los sitio más encantadores de la ciudad y uno de los jardines más bonitos de Francia. Fue creado en 1746 y es un auténtico reducto de paz y armonía.

16. Pero si lo que te apetece es descubrirlo de una forma más cómoda y organizada, contrata un tour a Saint Emilion y descubre la belleza particular de esta localidad, su iglesia monolítica, sus viñedos, bodegas y disfruta, si lo deseas, de una excelente cata de vinos.

17. Toma un té con menta en el barrio más popular de Burdeos: Saint Michel. A parte de ver iglesias preciosas, como la famosa flèche de Saint Michel, te recomendamos que te tomes este delicioso té al estilo moruno en alguna de sus teterías con terraza, especialmente si son marroquíes o argelinas.

18. Ve al mercado del Quai des Chartrons o al Mercados des Capucins y prueba alguno de sus productos locales in situ, como por ejemplo sus ostras más frescas con pan y mantequilla salada. Por qué no, acompáñalas de un buen vino blanco, que no cada día te encuentras en un lugar como Burdeos. No te extrañe si te sirven una salchicha con las ostras, es algo muy típico de ahí.

19. Descubre el encanto de los viñedos de Burdeos. Ve a las afueras de la ciudad con una bicicleta y pasea por Pomerol o Margaux para apreciar la belleza de los viñedos de la región que sin duda se caracteriza, entre otras cosas, por la buena calidad de sus vinos.

20. Visita el Centro Comercial de los Hombres Grandes, que es el más antiguo de la ciudad. Destaca por su cúpula acristalada. Recibe este nombre porque es el punto donde convergen varias calles con nombres de personajes históricos masculinos, como Voltaire o Montesquieu.